Armar el belén


 Comienza la función, llegan los días del corazón, llamadas a la conciencia. Socorro, ayuda, solidaridad. Toca tocar la piel, arañar un suspiro, ser generoso. Si miro dentro de mi algo profundo grita y se revuelve, tira fuerte sujetando emociones que no concuerdan con las campanitas que suenan.
Siempre es el momento de dar y este último año hemos tenido tiempo con tan solo hacer lo que tocaba, dejar a un lado esa tan traída y llevada libertad que pone en riesgo la vida de los otros y dejarnos inocular, gratis,  la posibilidad de no enfermar o morir y evitar el aumento de la pobreza.  Aún no hemos entendido que siempre está armado el "belén" y este año todos estamos necesitando ayuda. Pobres ciudadanos de un mundo tan egoísta que se queda en las luces y el espumillón.







 

El cuaderno que perdí

 Abrí el cuaderno amarillo allá por marzo. Sobre blanco comencé a manchar de grises sus páginas y en mayo debí perderlo. Todo el verano no sabiendo si era cierto o lo había soñado en las vigilias de tantas noches de este 2021. Creía recordar, creía, pero hace tanto que no tengo certezas que dejé de buscar. Ahora, cuando he vuelto a sucumbir al vacío que la muerte deja, cuando el desaliento deja paso a la realidad y el cuerpo, derrotado y sediento de paz, cede, ahora lo encuentro ahí, frente a mi. Lo abro creyéndolo otro y me dispara a bocajarro los poemas de marzo y abril:

《Siento frío en el alma

 gris. 

Paralizada

no veo la luna.

No llega aún el alba》

Los leo y me reconozco lejana, desnuda, desvalida.



El camino



                                    
Pasito a paso recorremos el camino que transcurre entre dos verdades y muchas circunstancias. Una historia que vivimos creciendo en una realidad, la nuestra, que tiene muchos ángulos. Una aventura en la que perdemos muchas cosas y ganamos otras. Si hubo amor en el discurrir de esos pasos, habrá sido más fácil decidir por dónde  ir, si no, se complica todo porque necesitamos quien nos señale las posibilidades en el mapa. Tuve suerte desde mi primera verdad, nací del amor y transcurrieron mis pasos por los senderos seguros de unos padres que supieron darme una buena brújula. Ahora sigo sin ellos, por el sendero, sin perderme. Me dieron alas y me dejaron estrellas para que pueda alcanzar la otra verdad cuando llegue el momento de volar por el camino de las galaxias.


Barreras

                                     
    
 Barreras, unas veces te protegen y otras te impiden salir. Nos las colocan según el fin o las ponemos según  el miedo que tenemos. Barreras que no siempre es necesario sortear. En ocasiones basta con sentarse y descolgar las piernas o  apoyar las manos y mirar. Mirar y sopesar las consecuencias. La prudencia es necesaria y el sentido común. Yo he levantado junto a otros una que me proteja de la estupidez. Haz lo mismo, la estupidez es muy peligrosa y siempre hay buenos materiales para impedir que caigas en ella.



Enredada. Poemas en red





Las fotos que mostramos por aquí, 
las que guardamos largo tiempo.
Aquellas que nunca mostraremos, 
las que nunca hicimos,
esas que otros hicieron y no vimos.
Futuras fotos que dirán que aún vivimos.
Todas robadas al instante de vida que,
como poco, fuimos. 
Y solo en muy pocas nos reconocemos.
Fija la mirada, sonríe, pon ojitos.
Ahora dispara y siente que eres tú. 
Sin retoques.


Me gusta contar cuentos, escucharlos.
Leerlos, meditarlos, disfrutarlos.
Pero, ay el pero,
hay algunos que cuentan una historia que no es cierta, 
te la tiran a la cara,
   ofendidos
estiran las palabras,
y las sufren claro.
No escuchan tu versión
es el cuento recuento del soberbio,
el que ofendiendo vive.
No me gustan, esos no.
Prefiero las historias africanas,
sencillas, hermosas, valientes.
Las otras ponen la cabeza en llamas y queman. ¡¡Agua!!

(Que las calles no den miedo a nadie)

Basta de cortar las alas
de saciar complejos haciendo daño
marcando, humillando o matando.
Basta de salir a cazar,
¿no fue bastante entonces,
cuando las libertades eran utopías
y tantos tantas fueron presos presas de la incomprensión?
Basta ya de tanto odio
de sangrar por elegir como vivir la vida
el cuerpo que te aloja
tu sexualidad, amar amor amar.
Basta ya, vamos.
Basta ya.


Ayer no sentí el frío de la roca 
piel, piedra envejecida por las lluvias
ajada por los levantiscos días 
que te azotaron.
Las nieves de las sienes, simas
arrugadas por la eclosión 
de tantos pensamientos.
Ayer no supe adivinar el tiempo,
temporal que erosiona las laderas
que va creando córcovas, 
deformando ese cuerpo sagrado que tanto queremos.
Ayer no pensé que hoy 
me dolería que te duela
esa vieja montaña
desde la que oteé la llanura,
el valle, mi futuro.
Ay, como llega todo,
aunque no lo esperemos.
(A los padres que se hicieron viejos)


Agradecida la tierra
oculta el invierno bajo ella,
cubre cada tristeza de amapola.
Amanecerá al verano
recorrido el camino que lleva al refugio del agua.
Allí, desnuda de dolor, nadaré yo
sumergida bajo esa capa de anhelos que ocultaron la desesperanza.
Allá voy,
      hecha contigo planeta.



Miro a la libertad y me sonríe desde una copa.
Se ha tomado un respiro y un trago. Y luego otro.
Desde el fondo del vaso agita su trasero.
Se grita y reivindica.
La contemplo sin dar crédito, no la reconozco
entre las babas alcohólicas de la muchedumbre. 
Mi libertad se hace visible.
Me mira atónita.
¿Cuántas libertades somos?
Se hace un ovillo y
se oculta en una vela 
que se finge paraíso.







Recita el agua un verso líquido 
se bañan en ella los sonidos cansinos de la calle
se recrea un niño en sus gritos 
dos mujeres murmuran silencios de vacío
un motor se ahoga presionado por los sueños adolescentes.
Frente a mi, el sol pinta en la pared
recuerdos de infancia
galgos dormitando en la glorieta
el calor de las piedras en la piel
los helados de fresa que canta la mujer de negro
el jolgorio de las vecinas que cosen sobre las aceras.
Recita el agua un verso líquido 
y yo me sumerjo en ella
para ser también niña.
Aquella que en  "lacalleherencia" soñó con hoy.


Esperando ante la inmensidad de la laguna.
Si la eternidad es de agua,
ya sabéis,
eternamente laguna.



Si laguna pudieras ser eternamente 
podrían mis ojos contemplar tus atardeceres violetas, rojos.
Si laguna pudieras ser, 
gracias al río
que tu cuerpo alimenta
                           y mojara el mío 
con el brío del que virgen llega,
sin que nadie robara la esencia del caudal que te regalan.
Si pudiera ser mi laguna
de aguas eternas, si ella pudiera.
Agua sería yo y tú, estoy segura,
con solo verla.
Si pudiera laguna ser, majestuosa,
entre los carrizales  verdes, 
                  y amanecer,
en cada  invierno,
con mantones de escarcha
en las telas de araña 
de los taraíces que dan sombra a la orilla.
 Ay, si pudieras eternamente ser laguna.
Si laguna pudieras ser...
Laguna
Laguna
Laguna



Hoy toca recogida y puesta en marcha.
Guardar el frío en los armarios.
Extender el verano en los espacios asignados de lavanda.
Sentirme feliz poniendo en blanco el sofá y las camas desnudas,
azul en las paredes y un toque  verde en la punta de mi corazón.
Toca lanzar por todos los rincones
puñados de ilusiones,
en cada peldaño que me lleva hasta el agua, un mar.
Y, en el alféizar de todas las ventanas,
amaneceres con lunas trasnochadas
regalando la tenue luz que nos lleva a casa.
Hoy toca ser feliz, aunque esté nublado.


Por las rendijas de las persianas se cuela el sol.
Dibuja un mundo de lugares comunes en las baldosas blancas  del dormitorio. Se mueve la cortina de sombra de un día cualquiera, atrevida la mosca intenta colarse en la claridad de un pensamiento feliz.
Una voz lejana rompe el hechizo de la siesta. Me resisto a ello y, embrujada, vuelo hasta lo más alto de un cielo que sabe a hierbabuena.
Va llegando el verano. Brindo con vosotros por su calidez y sus noches sin máscara.


(En Torre de Juan Abad)

Anoche, en la noche noche                 

la luna me iba mirando  
los bambúes se movían
bailando junto a los gatos.
Anoche, en la noche noche
la luna se iba acercando
por un camino de hiedra
iluminando mis pasos.
Anoche, en la noche noche
la luna llena en el monte
entre las ramitas verdes
a mis brazos se ha lanzado y
en una torre muy alta 
en faro se ha transformado.
Luna  luna
Noche noche
Anoche.


Mientras acechaba la muerte
y la soledad inundaba mi casa,
cantabas un bolero, madre.
No tuve palabras para contarte el miedo que sentía. 
Sola por los pasillos,
sola en la cocina, la cama o el jardín y,
               en el sillón rojo de él,
un vacío negro, madre.
No hubo palabras, ni besos,
ni abrazos para despedirte.
No podía ser.
No era posible.
¿Cómo? ¿Quién? ¿Cuándo? Madre
Cómo fue que las dos
no quisimos contarnos
                     los terribles temores,
cómo, con un "todo va bien",
nos dijimos adiós, madre.
Y, y tú te fuiste,
te marchaste en silencio,
sola,
como nunca quisiste.
Hoy, después de tanto tiempo, 
puedo poner, por fin, palabras 
                          a todo mi dolor. 
No hay despedida para una madre. 
Estás conmigo.



Detrás de cada uno de los días, 
de cada pensamiento, 
deseo e ilusión.
Detrás de aquellos días 
          preciosos de la espera
de dar a luz tus ojos, ya sabes,
         tus ojos.
Tras cada amanecer adolescente          
sin apenas secretos,
toda voz.
Tras de ti o a tu lado 
en los buenos y en los otros.
De estos últimos días, cariño,
del último festejo con luna llena.
Detrás de ti, tan solo queriendo ser sombra, tu sombra, 
recojo tanta felicidad que,
quedando tras de tu estela blanca
solo me queda, lo de siempre,
seguir queriéndote
aún más. 
Tras de ti, en esa noche mágica
que nos has regalado.
Tras, tras  tras                                                          



 Se abre la puerta de los días felices
cuando la ilusión estalla en pétalos de rosa.
Se viste de esperanza la belleza
iluminando los valles de las Tejeras Viejas.
A las puertas del mañana 
nos acercamos, todo música y canciones.
Es lo que tiene celebrar la vida
cuando la vida es tu bien más preciado.
Frente a la puerta me torno campanilla
para llamar a fiesta, desde ahora,
a aquellos que se unirán a ti
compartiendo una tarde que amanecerá bañada de risas y brindis.
De par en par la puerta queda
al amor y a los sueños.
Qué suene la banda.
Qué comiencen los fastos.
Tú y yo sabemos, mi niña,
sabemos...
Te quiero tanto, tanto.



A veces las piedras crecen, se abren al cielo, traen el agua, se muestran eternas.
No son frías ni parecen muertas.
A veces ser piedra no es duro, te ayuda y te sirve. No te duele.
Te liberan con solo mirarlas, te cambian, te acogen.
A veces si lees en ellas te susurran su historia, te dicen
    puedes seguir viva y te das por aludida.
No son frías ni parecen muertas
a veces las piedras.




Mala pata

 Hay pisadas que te conducen a nada, una parálisis de ti mismo.

Te duele y te detienes.

Eres un accidente de la naturaleza cuando menos lo esperas. 

Tu propia cárcel el cuerpo en un segundo y

aunque tienes la llave no

siempre encaja en la cerradura.

Serenidad y paciencia mientras llega el momento de volver a caminar.

                          


Respuestas

Pasa el tiempo y seguimos esperando respuestas. Sentido a lo que pasa. Intentamos llegar a la causa que nos lleva a esas situaciones de injusticia, ilógicas. Durante años se lucha, se reivindica, se intenta conseguir algún logro para lo que crees, y seguimos en el limbo del que no comprende, ahí, en el lugar donde crece la incertidumbre y la desilusión. Durante algunos años parece que  podríamos conseguirlo. Un día amaneces a la realidad, tanto empeño, tanto preguntar, abanderar el discurso y te das cuenta: no hicimos la pregunta correcta, y ellos, los responsables lo sabían y se pasaron décadas utilizando tu ignorancia. Ahora cuando puedes acorralarlos ya no quieres preguntar. No merece la pena, ya estás fuera y los que quedan no tienen dudas.

No todo vale

 No, no vale escudarse en una excusa ni inventar trucos de palabras, silencios o evasivas. No, no vale fingir, dar una palmada en la espalda y hacer como si nada.  No, no valen las mentiras piadosas, tergiversar las cosas o dar por hecho algo que no ha sido. Las palabras tienen peso, vuelan y se contonean, susurran y provocan, adornan y completan nuestro querer decir pero, los hechos, los hechos son otra cosa, nos delatan a pesar del discurso enmarañado tras el que nos ocultamos. No, no basta con decir, nuestras acciones nos delatan. No todo vale.



En la gloria




Sentada bajo una oscura noche de agosto oigo la música que la banda interpreta a pocos metros míos y cubierta aún  por la humedad de un último baño, hace mucho calor, me siento en paz, tranquila. Unas golondrinas, seis, dormitan sobre unos cables en el porche. Siglo veintiuno y Villafranca, un pueblo de la Mancha. La vida nos regala momentos mágicos y este es uno. 14 de agosto, casi cuarenta grados y estoy en la gloria.
Y es que el cielo, ese que nombran los poetas, cabe en un segundo, en cualquier tiempo, en cualquier lugar y siempre en uno mismo. 
   


    




 

Viajes

                               

  Carreteras secundarias, autovías, aeropuertos, caminos, puertos, playa o montaña. Nos preparamos para soñar destinos, miramos guías, consultamos web de viajes  y tomamos decisiones, viajamos antes, durante y después. Aprendemos, compramos, nos cansamos, conocemos, nos divertimos, lo contamos. ¡Ah! Eso, lo contamos. Mostramos las fotos, muchas, demasiadas: posados, morritos, paisajes. Viajamos, nos creemos importantes. 
Por cierto, salgo ahora mismo y, sin maletas ni certificado de vacunación ni pasaporte, me siento en el suelo, me ajusto las gafas y despego dentro de un libro de Javier Reverte. ¿Me acompañáis? Hay sitio, es barato y siempre puedes volver, solo tienes que pasar página.



A pesar de tu libertad

 Mañana comienza el descanso, no sé si suficiente, no sé si merecido. Me gustaría irme lejos, coger un avión, escuchar otra lengua, degustar otros platos. Me gustaría poner un dedo en el mapa y que fuera el azar el que decidiera el destino. No lo haré, no me atrevo. La aventura no cabe cuando persiste la incertidumbre, cuando seguimos dependiendo de la conducta de los que clamando por su libertad limitan la nuestra. Mañana muchos comenzamos nuestras vacaciones, por ventura en la Mancha vivo y como Don Quijote adoro la lectura y no carezco de imaginación. Soñaré que vuelo y aterrizo en el paraíso. Y si,  ahí  está, bajando la escalera, atravesando la cortina de luz que me despierta. Viajo a pesar de tu libertad, la que compra noche y te sacia de alcohol, pobre y estúpido habitante del futuro. Disfrutaré a pesar de ti.

                                         




Encuentros felices

                                     

 La tarde envuelta en grises amenazaba lluvia, el sofocante calor del mediodía se tornó frescor al caer la tarde y al volver la esquina del jardín las blancas paredes de mi pequeño mar parecían pintadas de rosa. No era una alucinación, era el estio que jugaba a disfrazarse y nos regalaba un respiro de otoño. Abandoné el libro, guardé las lentes e intenté absorber el dulce jugo de ese instante. No hay que buscar la felicidad, si queremos, ella nos encuentra en cualquier momento. Es tan fácil, solo hay que dejarse llevar. 




Romper la historia

Escribí una novela, corta, triste, dura. Se la leí a alguien que necesitaba un empujón para cambiar el rumbo de la suya. Me dijo, es buena. La dejé olvidada entre palabras. Mi único lector se enfrentó al miedo y la cobardía que nace de los convencionalismos y el qué dirán. Las felonías a las que sometía mi personaje a su ser más querido le hicieron lanzarse al abismo e intentar desplegar sus alas y volar lejos. No quería convertirse en ese ser oscuro. Hoy vive su historia sin cortapisas. La que yo escribí acabo de romperla y la traigo aquí envuelta en sus pedazos. La doy por publicada en el eco que resuena allá donde él sigue escribiendo la propia, sin romperla.

"Paz" con aceite

 Enciendes el día y una ventisca arrasa las paredes del amanecer, funde la luz, convierte tu despertar en una locura. Las certezas de ayer hoy son dudas. Las leyes decretadas nulas en unas horas. Donde hubo algo no queda nada. Saldrá la boca a gritar lo que se dijo pero no habrá oído que escuche el mensaje incumplido. Los más, los más ni se enteraron. Los menos ya no quieren saber. Apago el día,  miro la cuerda de la ropa, la golondrina ni se mueve, está en su casa. Un sorbito de café, mi tostada de "paz" con aceite... comienzo la jornada sin atender al ruido del orbe canalla. Ducha y a trabajar en la selva de los libros donde no hay estridencias. Entre hojas de tinta pulso el interruptor. Buenos días.



Huir a la carrera

Caen las hojas en este otoño que no acaba de prender.
Los fantasmas atenazan mi corazón, literalmente,
                                                           confundiéndome.
Convierten la placidez de la mañana en mal humor,
en desesperanza.
 Con los años la razón me asalta por momentos,
me fuerza a contemplar un mundo que no entiendo
alejándome de él, no sé, si poco a poco
o huyendo yo, sin más, a la carrera.

No me doy por vencida todavía,
vislumbro, no obstante, la bandera blanca de la rendición.
Casi podría asegurar que no tardaré en pisar un territorio,
un lugar, donde muchos no tendrán cabida.
Me deshago, no sin esfuerzo, de desazón y malos pensamientos
y me siento, en silencio y atenta,
sobre los suelos cubiertos por las palabras
de los que saben decir, y ya no dicen,
esperando ese momento para la paz,
la mía.




Un virus llamado Ganar

 Pensaba la inocencia que el poder nos salvaría  y confiada iba eligiendo. Atónita, cada día, iba descubriendo la metamorfosis de los elegidos. Contemplaba como se  transformaban las ideas en un eslogan, una marca, una imagen. Observa ahora como se pudre y se desdibuja el objetivo fundamental de la llamada DEMOCRACIA, como todos persiguen solo estar y como poco a poco la inocencia trastoca el orden de sus letras y, siguiendo el ejemplo, hace un pacto con otras letras y aparece con otro nombre CONCIENCIA, la que tanto echo yo en falta desde hace mucho en esos que ya no encontraran inocentes sino insurgentes ante tanta desvergüenza. ¿Habrá alguno que merezca nuestra confianza? Con la que tenemos y todos ellos de elecciones. Se necesita una vacuna que mate esa voraz necesidad de ganar.

                                               




Animales

 Cada tarde encuentro en los caminos la soledad encerrada entre rejas. Es una soledad tan triste que dan ganas de hacerle compañía. Relincha y se acerca con esos ojos nobles y preciosos que hablan en una lengua de tiempo que no alcanzo a entender. Tampoco entiendo el objeto de su cautiverio. Es tan triste contemplar cada día su existencia entre suciedad y silencio, algún perro, con suerte, o unas gallinas alrededor.  Animales de tiro sin tirar en una quietud que parece eterna.  Comparo nuestro tiempo de encierro y pienso ¿Quién es el animal? El que no tira o el que no sabe por donde "tirar".



Ahora

 En el momento justo que decidí parar, en el instante que comencé a no esperar, en ese instante volví a la paz. No del todo, hay muchas incertidumbres, pero fluyó la savia renovada y llegó a cada parte de mi naturaleza. Volvieron los colores, las sensaciones y poco a poco desaparecieron los temblores de ese seísmo que desmoronaba hasta la última de mis neuronas. Es ahora, hoy, este instante, lo que venga será mañana y eso será otro día y otra circunstancia y entonces, entonces iré  a por todas otra vez. No hay mayor esperanza que la de no desesperar.  ¿Te apuntas?