CHISTERA

Me quedé sentada en el borde de una sima, todo por caer. Un abismo negro repetía ecos, aullidos, lamentos, gritos de socorro. Yo movía los pies como queriendo correr pisando la oquedad, todo aire como camino. No era una pesadilla, era la pesadilla. Me balanceé y agarrando al vuelo un pensamiento pronuncié  una palabra inesperada "chistera" la pensé llena de colores, la agité y con un par de cabriolas se posó sobre la desesperación y el desánimo. Parecía fácil hacer magia, mi boca soltó un "Abradabra" por si del sombrero del mago se animaba a salir una paloma. Hay días en los que se necesita también una varita mágica, era uno de esos. Seguía sentada al borde de la sima pero bajo mis pies se adivinaba una escalera que ascendía hasta un montón de plumas ligeras y brillantes. Escribí con lágrimas: Igual alguien se anima y toca el ala de la vida y de repente, de repente desperté. Ahora espero que no haya truco y todo vaya bien.



           










Madrid

 Madrid era un tren largo y subterráneo con hombres grises que viajaban mirando a ningún sitio. Era un bar con mejillones vacíos en el suelo y una vieja robándome un pendiente. Luego Madrid fue una cabalgata de elefantes del circo Price con los Reyes Magos tirando caramelos y yo vomitando las ilusiones al verme frente a ellos. Madrid fue después el puente hacia el futuro, la expedición que me llevaba a una nueva familia, los reencuentros en la estación del norte, compañeras de uní, nuevas vidas. Madrid de pronto fue  movida y luces de colores, un viaje al mundo de la inclusión de la mano de un corazón que tenía una llave que abría los sueños y el camino. De Madrid al cielo y allí sigo y sigue siendo fascinante. Madrid este sábado se combirtió en una estación de tren cuyo viajero era el amor y el quipaje la esperanza.