Florecer la noche

Tengo un árbol seco en mi jardín, no da frutos pero en la noche se ilumina.
Una enredadera compite con él, emite luces blancas al salir la luna.
No tengo mascotas y sin embargo no me falta el trino de los pájaros,
el vuelo de las golondrinas y la sombra de los gatos bajo las estrellas.
No hay juncales que bordeen la piscina mas las libélulas rozan con sus alas el agua, las avispas amenazan la paz del baño y las de lagartijas suben y bajan la pared blanca que me defiende del ruido de la calle y me procura sosiego en este mundo de ruido sin medida.
 Me pregunto ¿Cuándo las calles en la noche florecerán silencio?




Quiero

Quiero escribir sin prisas. Pintar mis mundos en las caras y los árboles que la mano crea. Inventar historias o dormir la siesta. Quiero leer "Ordesa" y perderme con el Vilas por sus letras. Bañarme en el turquesa del agua cada tarde. Tomarme una cerveza mano a mano, contigo. Quiero perderme escuchando a Mozart o Sabina. No vestirme, no pintarme, no salir. Quiero despertarme sola, desayunar sin prisas. Deambular por la casa descalza y perderme en los recuerdos. Quiero, quiero, quiero. Y todo ese deseo lo estoy cumpliendo a rajatabla y ahora no quiero otra cosa que quererte.
     

La víspera

Otra vez es la víspera de lo que nunca llega. La víspera de la elección de las palabras que se llevará el viento. La víspera de no poder hacer lo que te gustaría. De no llegar a tiempo. De ser el último mono. La invisible sombra de lo que no eres. Otra vez dejando tu orgullo en un cajón y dejando que te venza la mala educación de los demás, las excusas falaces que tanto te duelen. Otra vez la víspera de lo que nunca llega, otra vez la incomodidad de la culpa que no tienes, de saberte excluida, de saberte fuera del único lugar al que perteneces. Otra vez el amargo sabor de la desconsideración. Otra vez quedarte fuera por no tener los suficientes arrestos para ponerte al mundo por montera y hacer lo que te da la real gana y salirte con la tuya. Otra vez la víspera de mostrar tu enfado y tu decepción. No quiero ni pensar en el día que diga ¡Basta!