Despertar a la paz

De rojo nos cubre el cielo, nos entierra en arena el desierto lejano. El viento nos agita y enloquece con su salmodia cansina y es de sangre que el pensamiento se derrama desde la realidad triste de la guerra.
¡Guerra, guerra,  guerra! gritan desde un folio blanco voces mudas que escuchamos a pesar de esta tormenta tan fea. Hay días que parecen pesadillas perturbadoras. Ojalá fuera solo un sueño y nos despertara una lluvia de paz. Tendría que llover hasta acunarnos la cordura.


                                              


 

Días bonitos

 Hay días bonitos, especiales. Días en los que compartir alegrías, para recordar mañana y para traer al recuerdo ayer. Apunta el sol y un revuelo de vestidos y corbatas se van alineando al son de una juventud con miras al futuro. Suenan campanas, pétalos de rosas y arroz se mezclan con los parabienes. Nos toca ahora estar en la fila de atrás, los cachorros saltan a la pista, vino y miel,  música y danza. No nos resistimos y con ellos bailamos sabiendo que es su tiempo y recordando a aquel que no perdonaba un pasodoble, porque hay géneros que nunca mueren aunque lo nuestro siempre fueron otras música. Va por ti, cazador de bondades. Va por ti. Estuviste muy presente querido amigo.