Despertar a la paz

De rojo nos cubre el cielo, nos entierra en arena el desierto lejano. El viento nos agita y enloquece con su salmodia cansina y es de sangre que el pensamiento se derrama desde la realidad triste de la guerra.
¡Guerra, guerra,  guerra! gritan desde un folio blanco voces mudas que escuchamos a pesar de esta tormenta tan fea. Hay días que parecen pesadillas perturbadoras. Ojalá fuera solo un sueño y nos despertara una lluvia de paz. Tendría que llover hasta acunarnos la cordura.


                                              


 

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