Oler a maldad

Hay olores que despiertan recuerdos, sensaciones. Huelo esa maldad bañada en la esencia de la soberbia y me pongo a cubierto. Nada ofende más que quien siempre ofende y si se siente ofendido da por hecho como única su verdad y te recrimina.  Nadie ofende más que quien te escupe el aroma de su malicia mirándote desde arriba, exigiendo una explicación. Nunca llevarás  razón, solo esa persona la tiene, mil veces te humillará, te despreciará y seguirá su vida. No te esfuerces, sigue con tu camino. Olvida y pon espacio, mucho. Que se lleve su prepotencia, su indignidad, su verdad y ese tufillo del demonio. Seguro que alguna vez te ha pasado.