Una de tiros

Miro la tele y veo a un tipo que no  lleva pistola, su arma es la lengua biperina con la que lanza sapos y culebras. Apunta directo a cámara, está bien colocado, la diana frente a él es variada, acertará seguro a más de uno en el corazón. No habrá sangre, espero, pero no importa el daño si consigue salirse con la suya. La maledicencia y la mentira sumada a la desvergüenza suelen atravesar sin problema la piel de quien se muestra dispuesto a recibir ¿qué?
No piensen señores, esperen el tiro a bocajarro del tipo que no duda en hacer fuego por conseguir lo que ambiciona. Ustedes no sé pregunten, confíen en la sabandija y levanten las manos, yo me pongo a cubierto y vuelvo a mis asuntos, me fio poco de los que portan armas entre los dientes.