Mi no lugar

  He realizado un viaje a un lugar donde me sentí expulsada por mis propias convicciones, por las experiencias vividas y las luchas no resueltas. Si fuera una ecuación no sabría cómo despejar la incógnita, no encontraría solución pero un gran profesor de matemáticas me enseñó a trabajar con sentido común y orden. Eso me devuelve a mi tiempo y a mi espacio y resuelvo, no existe el problema porque no hay planteamiento posible. En ocasiones la vida se desarrolla por inercia, el fenómeno que yo viví ha desaparecido y esto  último, era un espejismo. Será pero no para mi. Por tanto regreso a mi galaxia y me envuelvo en palabras con contenido, ronroneo al calor de lo pequeño y disfruto de lo poco que me queda por hacer en la biblioteca del no lugar.

                                                                             


      

     




Viaje a Egipto

 He vuelto de este viaje muy callada. He regresado al mundo de los vivos de occidente enmudecida. Aún sigo bregando con el asombro de quien despierta en medio de un sueño o de una pesadilla. La poesía se ha escondido entre las piedras sagradas que ocultan la osadía de un pueblo que sucumbió al despropósito de pretenderse dios. Desnuda de prejuicios alargo la mano por mostrar mi respeto por aquellos que sobreviven entre el polvo del desierto y el oro de los faraones, yo, qué como tantos, rasgo mis vestiduras creyéndome perdida cuando vivo, vivimos en la opulencia del derecho. Y es que tras contemplar las ruinas del tiempo y la dignidad de la pobreza tan solo me brota una pregunta que raspa mi garganta ¿si el ser humano es capaz de tanta grandeza por qué  no somos capaces de acabar con la miseria y la desigualdad? Necesitamos que el Nilo nos desborde.