Madrid

 Madrid era un tren largo y subterráneo con hombres grises que viajaban mirando a ningún sitio. Era un bar con mejillones vacíos en el suelo y una vieja robándome un pendiente. Luego Madrid fue una cabalgata de elefantes del circo Price con los Reyes Magos tirando caramelos y yo vomitando las ilusiones al verme frente a ellos. Madrid fue después el puente hacia el futuro, la expedición que me llevaba a una nueva familia, los reencuentros en la estación del norte, compañeras de uní, nuevas vidas. Madrid de pronto fue  movida y luces de colores, un viaje al mundo de la inclusión de la mano de un corazón que tenía una llave que abría los sueños y el camino. De Madrid al cielo y allí sigo y sigue siendo fascinante. Madrid este sábado se combirtió en una estación de tren cuyo viajero era el amor y el quipaje la esperanza.





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