En la gloria




Sentada bajo una oscura noche de agosto oigo la música que la banda interpreta a pocos metros míos y cubierta aún  por la humedad de un último baño, hace mucho calor, me siento en paz, tranquila. Unas golondrinas, seis, dormitan sobre unos cables en el porche. Siglo veintiuno y Villafranca, un pueblo de la Mancha. La vida nos regala momentos mágicos y este es uno. 14 de agosto, casi cuarenta grados y estoy en la gloria.
Y es que el cielo, ese que nombran los poetas, cabe en un segundo, en cualquier tiempo, en cualquier lugar y siempre en uno mismo. 
   


    




 

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