Reunión de zona


Escucho emocionada mi voz leída por otras voces, más amigas de mis palabras que yo misma, mientras la música las envuelve desde el aire generoso de la artista. Contemplo expuestos mis dibujos que otras manos muestran a otros ojos y que yo no me atrevería a tanto. Repiten una y otra vez quién he sido sabiendo más de mí que yo misma y reconozco que, sinceramente, me ha gustado oírlo.                                                                    He vuelto sobrecogida a casa acompañada por todos sus abrazos, también los que llegaron en la distancia,  sintiendo que todos estos años merecieron ser vividos, por lo que hice, por quienes lo hice y por reconocerme ahora en cada una de ellas y de ellos, que son menos. Despido los años sin tristeza, jamás nos jubilamos de una biblioteca porque nos quedamos atadas por el eterno hilo de la lectura, la cultura y este amor infinito a los libros.

Guardaré esta última convocaría en el catálogo de las horas felices. Gracias a toda esta comunidad de guardianas de las palabras. (En femenino porque somos mayoría)


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