Navegar rumbo a uno mismo

 Sin moverme de casa navego hacia el horizonte oscuro del mañana.  No me afligen la desesperanza del calor y el fuego. Tampoco me sobresalta el precio del gas o de la luz. No hay lugar para la zozobra de tantas calamidades y sufrimientos de los desheredados de la tierra, ni siquiera me desvela la enfermedad o la muerte. Y no, no me he vuelto una piedra. Lo que me entristece y angustia es la cada vez mayor superficialidad, falta de sentido común e irresponsabilidad con la que vivimos al día dejando para otros y para luego lo que es un presente a toda vela. No amarraré mi barca ni echaré el ancla, desplegaré la vela mayor y me lanzaré a la aventura del mar, este en el que tú estás conmigo. Vamos, hay un océano de hechos por conquistar.







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