Abandonos
Reencuentros
Se unieron los astros y por fin el encuentro prosperó. Fue noche de confidencias, risas y alguna lágrima. Cuando el tiempo se ha estirado tanto los hechos se acumulan, las vivencias quieren contarse y entre copas y abrazos se comparten. Tiene la Mancha atardeceres y noches que sirven para escribir en ellas los reencuentros. Tiene el verano la cadencia justa para mover las aspas, triturar las distancias y desempolvar los años. Y fue allá en los campos yermos que brindamos felices por la vida. Fue una noche mágica que por fin hicimos realidad. Con las musas tejiendo constelaciones en Criptana y entre molinos.
Navegar rumbo a uno mismo
Sin moverme de casa navego hacia el horizonte oscuro del mañana. No me afligen la desesperanza del calor y el fuego. Tampoco me sobresalta el precio del gas o de la luz. No hay lugar para la zozobra de tantas calamidades y sufrimientos de los desheredados de la tierra, ni siquiera me desvela la enfermedad o la muerte. Y no, no me he vuelto una piedra. Lo que me entristece y angustia es la cada vez mayor superficialidad, falta de sentido común e irresponsabilidad con la que vivimos al día dejando para otros y para luego lo que es un presente a toda vela. No amarraré mi barca ni echaré el ancla, desplegaré la vela mayor y me lanzaré a la aventura del mar, este en el que tú estás conmigo. Vamos, hay un océano de hechos por conquistar.