Nunca sentí la inmensa soledad que la incertidumbre siembra cuando no ves el final de lo que no entiendes, no controlas. Es un agujero tan oscuro y pesado que te atrae hasta el fondo y que casi te dejas llevar, sin oponer resistencia, porque ya no tienes fuerza, ni ilusiones, ni esperanza.
Nunca creí que los sueños se quedaran atrapados en las redes del miedo, ni que la ansiedad por ver a los míos pasara de ilusión a desasosiego.
Nunca creí que la vida fuera solo hoy, aunque llevará tiempo repitiéndome la importancia del ahora. Nunca pensé que la literatura se convirtiera en realidad y que yo sucumbiera al abismo de esa incertidumbre.
Pero no puedo defraudar a los que creen que soy fuerte, no puedo olvidar lo que tantas veces he dicho, no, no me dejaré caer, me agarraré a la cuerda que me lanzas tú desde el espacio de no vida donde habitas, ahí al otro lado de este hoy que da tanto miedo. Me la pasaré por la cintura y dejaré que tiren de ella los que tanto me aman.
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