Me gustaría ser como ella, esa
mujer que ante la ofensa se defiende con una sonrisa, que responde serena ante la mentira. Tener esa templanza
a pesar del discurso acalorado e hiriente de su contrincante. Envidio esa
ambición de servicio y de compromiso. La capacidad de ocuparse de cosas
maravillosas, sencillas y cotidianas, en beneficio de las que carecen de libertad
y de recursos. Hacer para los demás. Pensar en los demás. Ponerse en su lugar.
Cómo me gustaría rozar la sabiduría, la generosidad y la humildad de ese tipo de personas. Mujeres, hombres que tienen muy claro el límite de
la decencia y que, cuando se mueven, dejan una estela de justicia.
Pero hoy, me gustaría ser como ella.
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