Eurovuelo

 Vamos y venimos. Cantamos y bailamos. Ganamos o perdemos. Defraudamos, pagamos. Juzgamos u obviamos. Hay tantas aves en mi patio piando y revoloteando, haciendo nidos donde consideran oportuno, defecando donde a mí me parece horroroso, hay tanto revoloteo que siento que nos vamos pareciendo a ellas aunque enjaulados. Si, una jaula muy grande y con muchos pajareros que nos abren o cierran la puerta y dirigen  los itinerarios. Algunas ruidosas o atolondradas otras, pájaros de altos vuelos muchos que van de pingüino. Y hace calor y pienso si acabaremos siendo dinosaurios porque esta semana parecía que me había despertado en los sesenta. Eurorevuelo. Increíble con la que está volando sobre nuestras plumas y sin parar de piar.

                                                    


Soy la voz que me lee


 Se me confunden las imágenes con todas las palabras que le oí decir, tanto que en ocasiones no estoy segura de si soy una página que escribió un día cualquiera en que pensaba en mi o por el contrario solo soy eso, la ilusión de un pensamiento que tuvo, allá, en esa parte del cerebro que nos hace tan singulares a ti y a mi y quién sabe...a él, un escritor que me creó y me dejó volar por encima del cursor, la tecla o una pluma mojada en tinta milenaria. Y digo yo, qué más da, vivo un tiempo con todas las aventuras de una vida que supera la ficción y me basta con oír el susurro de esa voz que me lee en voz alta. Y es que estoy en cada texto que me devuelve la pantalla. Gracias por leerme. Soy cada uno de los sonidos que suenan en ti.