Niños, estos niños



Entiendo que no siendo agua, aire o sol. No siendo pájaro, pez o mono. No siendo lo que nunca has sido, no sepas ponerte en su lugar, respetarlos, protegerlos. Pero niño o niña si hemos sido y conocemos la soledad de la infancia, la fragilidad y el desamparo ante lo desconocido, la necesidad de protección, de amor. Entonces no entiendo que no nos pongamos en el lugar de ellos. No comprendo que recorran, entre hambre, balas, enfermedad o miedo los pocos años de la infancia y que no nos ocupemos todo lo que debiéramos. Y no, tampoco entiendo que, a los que tienen más suerte, por su nacimiento, los ocupemos tanto que vivan ese tiempo de niños, corriendo. Y no, no hay mayor desconcierto que el que me producen aquellos que llenando mítines, cada fin de semana, les mitiguen lo necesario para que crezcan con la dignidad que les prometieron.

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