Mientras hay quien se empeña en
poner todas las trabas posibles a nuestra felicidad, mi imaginación vuela y se
eleva rozando la punta de los sueños. Y sueño despierta y me preparo para
disfrutar del día que se somete bajo las armas de mis deseos. Llegan los fríos
amaneceres y los pongo al calor que dibujo con la sonrisa de las ilusiones que espero se hagan reales, al llegar el estío. En otro otoño hubo quien, por
hacerme daño, me llevó a la puerta de este sueño que ya empieza a hacerse real y
que sin duda permitirá que mis alas se hagan aletas y de paloma pase a ser
sirena antes de que las últimas hojas de los árboles estallen en sus ramas. Y
seré, al fin, agua transparente…
Iguales
Hace unos días hablábamos de la muerte en nuestra tertulia y leíamos algunos textos de Galeano, entre otros autores. Mientras, la muerte cubría con su manto sus festejos y otras festejaban sus días a pesar del drama que lloraba su ciudad. Muchos criticaban la postura de quien no era capaz de quedarse acompañando el duelo de su pueblo. No, no deben sentir nuestro dolor, el dolor de los que día a día se desangran en una guerra de balas numeradas que apuntan justo al corazón de los que habitamos en el suelo. Ellos y ellas, todos, nos vigilan desde arriba, en la boca de este pozo que han construido para que no les arrebatemos su situación de privilegio. Pero amigos, arriba también llega la parca y en eso somos iguales.
Encajar
Encajar en la vida de uno o no
encajar es hacer encaje de bolillos, así lo diría mi hija. Es tarea fácil para algunos y casi imposible para
los que se empeñan en poner alfileres donde no deben. La vida es más fácil de
lo que pensamos y nosotros la complicamos mucho porque no hacemos lo que
tenemos que hacer y no disfrutamos con lo tenemos, sino que deseamos y
apetecemos lo que no está en nuestra manos. Otras veces nos ciegan los brillos
del exterior y apagamos nuestra propia luz.
Quita todo el envoltorio, arranca
las cintas de colores, elimina todo el papel de celofán y verás como
encajas a la perfección porque tú eres la luz de esta vida y deberías iluminar
todos sus rincones.
Como en los encajes, hay que saber poner los alfileres, seguir el dibujo y continuar la labor hasta el final.
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