Palabra


Llegaron las serpientes envueltas en tules de promesas y sentaron al honor y a la dignidad a su mesa. Dicen que a los postres no quedaban ya ni pizca de palabras, que cuando sellaron con la mano los acuerdos, “la palabra”, esa que se daba como aval, se había licuado entre las babas y el veneno de los reptiles y, volatizada, había desaparecido junto a la decencia. 

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