Hay noches muy oscuras. No tienen fin. Nos desvelamos y
aunque intentemos recordar las casas a las que hemos pasado, los restaurantes en
los que hemos comido o los zapatos que hemos calzado desde que éramos pequeños…
No hay nada que hacer, el sueño se empeña en ocultarse tras ese problema que
surgió a lo largo del día.
¡Ay luna, luna! Alumbra el camino de sueño.
Te quiero.
ResponderEliminarMR.