Dedicado a Helen.


 En ocasiones se producen encuentros felices. Se conocen seres con luz que dan resplandor a los túneles por los que nos movemos con más o menos pericia. Seres que penetran los objetos que miran dotándolos de una vida que desconocían tener. Se les reconoce por las palabras que se dibujan sobre ese hilo invisible que nos une a todos y por poseer el don de la gracia que les hace emparentar con las hadas y que les confiere la facultad de dotarnos de alas para volar por encima de cualquier frustración o pena. Porque la pena no casa bien con la sonrisa y esta aparece sin más cuando te roza la estela que rodea su poderosa presencia.


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