Mantener la memoria


 Era un lugar común. Casi todo en esta casa lo fue. Zaguán y azafrán eran palabras que definían la entrada, se recibía a los vecinos o se pelaban los bulbos que serían en otoño flor y esperanza. Se tenía siempre abierta la puerta que llevaba a distintas familias y todas eran una alrededor del patio, de manzanilla perfumado y lleno de palabras, pañuelos negros y dulces catas de vino y azúcar. Era un lugar común, una puerta abierta al corazón de una gran casa de vecinos. Dos la habitamos hoy junto a golondrinas, arañas, un montón de lagartijas, mirlos, gorriones y un par de primas en verano. Sin embargo, ahí están los que entraron y los que vivieron entre estas paredes de cal que he pintado para ellos, por eso de sobrevivir, por eso de mantener las paredes de la memoria. Y es desde la retaguardia que vigilo, guardo su silencio y de vez en cuando me siento a contemplar sus sombras.

1 comentario:

  1. Ya he visto también la fachada de la calle La Parra encalada de ese azul y blanco que define el color de nuestra tierra manchega Una fachada y un patio renovados de luz y palabras para no olvidar lo que fuimos. 😘😘

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