Caras de mil colores

Dibujo mil rostros y miradas por donde poder adentrarme en los secretos de la vida. Ponerme en el lugar de los que piensan diferente. Percibir los colores a través de sus retinas. Alcanzar a sentir lo que ellos sienten. Dibujo mil caras serias o felices, de todos los colores, para mirar el mundo desde todos los puntos de vista y siempre, cuando consigo identificarme con alguna, vuelve a aparecer tras la punta de mi lápiz otra cara con otra mirada y con otro color y entonces vuelvo a ponerme en el lugar de ella y por fin comprendo que todas son yo misma intentando comprender lo incomprensible. Pero no importa porque yo sé quién soy y no dejaré de pintar para respetar lo que tu eres. Seas quién seas.
                                                      

Vainicas y dobladillos

Recuerdo las tardes de verano cuando era niña. Mi abuelita y mi madre me enseñaban a coser vainicas, dobladillos, punto de cruz y yo, a regañadientes, aprendía que eso no lo quería para mi. Prefería entonces bañarme en la laguna o sentarme a leer en los escalones de la escalera, tan fresquita. Ellas se empeñaron en hacer de mi una mujer de mi casa y yo, una mujer independiente.  Durante el curso estudiaba, siempre me gustó aprender, además teniendo buenas notas podía negociar unas vacaciones mas a mi gusto.  Hoy me felicito porque he comprendido que lo uno no restaba de lo otro sino que se puede estudiar, se puede coser y podemos divertirnos bañándonos con las amigas. Ay aquellos veranos, ahora me permiten descansar cosiendo árboles con lápices de colores y divirtiéndome sin poner los pies en la calle. Todo es posible cuando has aprendido la lección, la que nos enseñan esas fantásticas maestras.