No hay nada hoy que sea verdad o no hay verdad hoy que perdure. Estas naranjas de mentira cuelgan de un naranjo falso que trepa por una pared que quiere ser verdad. Se ofrecen al turista que apenas puede levantar la vista porque la calle es tan auténtica que teme romperse la crisma. Las mercancías se ofrecen desde la apatía de mercaderes a sueldo sentados a las puertas de tiendas gemelas. Se vende todo y nada. Se compra de todo para nada mientras las balas matan inocentes, las barcas llevan a la muerte y cientos de perros defecan sobre esta sociedad de plástico que sostiene el sofisma de un sistema cada día más podrido. La verdad os hará libres, dicen que dijo Jesús, de momento todos esclavos del interés sin límite de los poderosos.