Qué nos queda cuando no queda
nada. Cuando los líderes se tornan en débiles. Cuando los héroes son mentira.
Cuando la ideología se ha quedado en nada. ¿Qué nos queda? En otro tiempo un
poeta diría, nos queda la palabra. Otro tiempo, eso es. Nos queda la fe, diría
un creyente. Yo no sé qué nos queda porque lo mío es dudar, pensar y un poquito
soñar, limitando los sueños razonablemente. ¿Qué tal si te tienes a ti mismo?
Si crees en ti, si creces en ti. Súmate a otros “yo”, pero sin olvidarnos de que nosotros, cada uno, somos
responsables de que no quede nada. Y si esta realidad no es la tuya, piensa,
sueña, esfuérzate. Podemos cambiarla. Debería quedarnos la esperanza.