Nada más que un dibujo

El dibujo de un niño, sus trazos, la forma, el tiempo empleado, la herramienta utilizada, da igual. Me llega esta imagen  sin más explicación que ella misma y veo en ella un árbol cuya copa es un mapa repleto de caminos, laberíntico, tortuoso, complejo. En el centro una hoz o un interrogante y bajo la tierra, claramente dibujadas, las raíces. Cinco años y un niño ya intuye la importancia de las bases, las dificultades de su desarrollo, las decisiones que habrá que tomar, la siega de ramas y tallos que se sucederán hasta que se parezca al adulto que será. Sin embargo, solo es un niño  que sentado un ratito cerca de su padre ha estado entretenido. Tan sencillo. Es lo que tiene la infancia.  Se sabe todo y nada. Y nosotros pretendiendo encontrarnos. Voy a coger un lápiz. 






 

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