La gran empresa de buscarse una vida


 Se fue llenando la costa de desesperanza. Llevados los anhelos a la deriva cuando el peligro era lo único que les quedaba, enredados en bulos quedaron sus cuerpos envueltos en papel dorado. El frío les desveló la vida que no habían dejado atrás mientras la muerte seguía guiñándoles un ojo. Desde lo alto el  mundo al que arribaban los observaba intentando poner luz en las oscuras cuevas de la incertidumbre. Con la cabeza llena de navíos no encontraban razones para explicarse el desvarío que, cuando no hay nada que perder, hace que nos perdamos en manos de los que todo lo damos por perdido. Y no encontrando final para una historia que viene de tan lejos, se me ocurre dejarla aquí por si hay aún algún ser humano "despierto" entre tanto varón que se sienta en los  consejos de administración. 


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