Aprender el respeto


Al dolor inmenso, a la muerte sin sentido, a la pena de la pérdida, a la sorpresa injusta de las puñaladas, ante la turbia mañana en la que la vida se rompe me queda el silencio. Ante la estupidez de los voceros empeñados en saber lo que no se sabe, ante el odio que hierve en el fondo del racismo que se empeña en buscar razones a la sinrazón y por  los mensajes lanzados como dardos envenenados me brota un grito mudo de cansancio y tristeza y unas breves palabras de denuncia. Lo demás,  ya lo sabéis, lágrimas en el fondo del alma como  a todos y un enredijo de culpa por no tener soluciones, de momento seguiré intentando aprender algo y alimentar una mínima esperanza por el respeto a los demás.
        



 

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