El hilo de seda rojo

Entre las hojas del libro que leo, he dejado un hilo de seda rojo.
Habla el libro de los lazos que se van rompiendo en la vida, de la nostalgia, del amor insuficiente, del arrepentimiento y de sobrevivir.
El hilo de seda rojo relata un tiempo de intimidades, cuenta una historia de estíos, de estirar la vida, de amar.
Ni el libro habla de mi ni la seda habla del libro.
Pretendo que el hilo se quedé allí para que alguien, algún día, se pregunte quién dejó aquel rastro rojo entre las letras impresas. Qué historia quiso contar. Que se detenga a pensar, que se cuente así mismo una historia, que siga tirando del hilo que un día yo puse allí.
Había una vez un hilo de seda roja, entre las páginas de un libro.
                                       

La caza


Vamos a cazar pájaros, vamos a poner a todos los ojeadores a dar palos al aire y que disparen luego las escopetas. ¡Fuego!
No hay otra cosa que hacer en este campo que buscar en la pajarera quién tiene o no un título que colgar en su curriculum. Esa jaula en la que llevamos años pegando plumas que no nos permiten volar mas que unos pocos metros por euro. Esa jaula mentira de nuestro conocimiento.
Vamos, disparen, que es el master o el doctorado el que acredita que no valemos para esto, porque para esto valen, los que no valen para aquello. Con solo ganar unas piezas abriremos el camino para convertirnos en cuervo. Un cuervo que sobrevuele sobre los nidos donde los pájaros consiguen acreditar su sueño. Vamos, que alguien se deje de cazar y se ponga al fin a desmontar el nido, a poner pies en el suelo y a reconocer que unos obtienen favores porque hay quienes les ponen a huevo anidar en el tejado por mas de un puñado de euros.