Manos libres

Me siento a escribir y las manos me llevan a rozar los labios, a rozar el filo de los dientes, a palpar la lengua. De la tecla a la boca y vuelta. De la puerta a la mesa, de la pantalla al zapato. De tu mano a la mía.
Quiero decir y los labios buscan otros labios para pronunciarse frente a ellos, reír a carcajadas o besar sin cortapisas la otra boca jugosa.
Tomo aire y lo guardo en el profundo silencio de mi cuerpo, dentro de los pulmones que lo purifican y de pronto, de pronto, deseo soplar con fuerza sobre los dientes de león de tu pelo de seda.
Será que necesito despertar a la vida corriente, cuando un estornudo tiene gracia y las manos son libres y no necesitan tanto jabón.


Ventana azul

Se abre una ventana azul,
me acerco, miro.
Inclino este cuerpo, que no reconozco
sobre el abismo asilvestrado del patio de la vida,
ahora.
Levanto la mirada al cielo adornado
con nubes blancas de añoranza.
Me estiro a tope,
creo,
rozando el horizonte verde del mañana,
el que sueño despierta, al que aspiro
contigo.
Con cada uno de vosotros.
Ese mañana azul
que llegará,
sin duda.