Paisajes


Diez horas viajando con sol y lluvia, entre olivos o almendros, por llanuras y entre montañas. Un perro corría despistado y confundido, unos desaprensivos se hacían fotos coche a coche, cuatro ciclistas corrían hechos piña, todos por la misma vía, todos confundidos, todos expuestos, todos dentro de esa rendija de tiempo en la que nos sumergimos subidos en un coche. Si el perro se cruza, si un ciclista cae, si los chicos de la foto se mueven, ahora podría estar en otra dimensión. 
Pero el destino me ha traído de vuelta a la rutina. Nunca  faltan animales y desalmados poniéndonos en peligro cada día.
Diez horas viajando  y como  souvenir me quedo con el mar, ese inmenso mar poderoso, azul. Libre.



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