No es fácil guardar silencio ante tanto ruido de palabras y bombas.
Tampoco cantar glorias ante la bajeza moral de los dioses de barro.
Las campanas no tañen igual al compás de las bombas y
no hay dulce más amargo que el amasado con miedo
ni discurso, ni acción, ni pensamiento siquiera en cintas doradas portadas por ángeles.
No oiremos un coro de infantes,
quién podría cantar
con los pies descalzos y el corazón helado.
Cómo puede nacer la luz, la ilusión y la esperanza
ante un mundo arrasado por la mentira,
el odio,
el deshonor.
Y aún así, nos deseamos felices,
Y a pesar de ... Pretendemos nacer
a un mundo nuevo.
Os deseo un feliz nacimiento a la verdad,
al menos, la que más se parezca
a la inocente pureza de la infancia,
con la mirada hacia lo más profundo
de vosotros,
si os queda algo de lo que sois.
Si nos queda algo de lo que debiéramos ser.

No hay comentarios:
Publicar un comentario