Esperar que te quieran

Es tan absurdo pretender que te quieran, si no te quieren. Tan triste dar y dar y no recibir nada. Es tan duro no significar ni existir cuando de ti vienen y tanto quisiste.Tan duro esperar una llamada. Horas con la oreja puesta en el timbre de la puerta. Tardes enteras a la espera y, en escasas ocasiones, tan solo un cumplido amargo que hiere más que reconforta.
Cuál es la pregunta. Mejor no decir nada y seguir con la mirada perdida en la ventana esperando unos pasos que no llegan porque nunca les fue descubierto el camino ni la dirección donde habita, al menos, la obligación y el respeto a los ancestros a los que tanto debemos. ¿Qué les debemos? Ni mas ni menos que la vida. Poca cosa para los descariñados. Poca cosa la vida para los que desconocen su propio nombre. Poca cosa para las que no merecen cariño de nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario