Descanso

Podría tocar la punta de una estrella en la noche más oscura. Rozar el fuego con mis manos en el fondo de la tierra. Bucear asida a una ballena a través de la inmensidad oceánica. Todo podría ser posible en este descanso líquido en el que vivo estos días. Un descanso merecido y obligado para volver, luego, a la realidad del cada día más.

Ahora sólo me desvela la inercia del deber y tengo que susurrarle ¡Nada, nada, estamos de vacaciones, dentro de unas lunas despertaremos! Ni por esas, se nota que no tiene precio.

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