Pasó Semana Santa, pasó Carnaval, pasó Navidad y seguimos sin gobierno. Supongo que después de estos días en los que unos habrán hecho paso de penitencia, otros tomado el sol, se habrán encontrado con la familia o con ellos mismos, supongo que, llegada la resurrección, se plantearán seriamente que ya ha llegado el momento de recobrar la vida. Vamos amigos, que no se diga que no valen ni para ponerse de acuerdo sobre lo que tienen entre manos: España o mejor, los españoles. Vamos despierten, salgan del sepulcro de la inacción y agarren la cruz, fueron ustedes los que eligieron ese compromiso, así que venga, ya han rezado bastante.

Palabras, palabras
Las palabras echan chispas en las hemerotecas. Hoy se han escondido allí algunas muy gordas como "golpe". Si cuando una palabra de esta envergadura se une a otra de importancia como "estado", el resultado es explosivo. Hay otras que se las lleva el aire como "dialogar" que sumada a "partidos" no acaban de pegar, vamos que no dan ni para un gol. Y la que, en este mes, no entra ni a empujones en un centro de documentación es pueblo, de esta no se acuerda nadie.
Por cierto, financiación, caras y duras han saturado las carpetas. Ladrones e irresponsables se han salido de los archivadores y yo me he puesto una mordaza para que no se escapen las que se amontonan en mi garganta.
Própositos 2: Ahora
Nada puede detenerme, estoy en el
momento justo, estoy aquí, en este instante. Ahora. Nada es tan importante como
vivir este minuto, este segundo, este ahora. Y vivirlo en toda su extensión,
saborear cada sorbo, contemplar cada color, sentir la sensación que arranque en
mis sentidos. Y hacer, ahora, lo que toca y realizar la labor que tengo entre
manos como tiene que hacerse, con el placer de realizarla lo mejor que sé. Esto es lo que está pasando, esta es mi vida, ahora.
No me equivoco, vivo este momento
como si fuera el último, después ya será tarde.
Propósitos
Mantener nuestro criterio, si no se quiere molestar o quedar mal con los interesados, resulta complicado en muchas ocasiones, sobre todo, si no somos de los que pasamos por la vida de puntillas. Sin embargo la indecencia de unos debe darnos la fuerza para defender nuestra postura. Una cosa es ceder, otra es negociar y otra dejarse manipular por miedo.
Adviento con vientos
Estos días todos nos preparamos para recibir en casa a familiares y amigos, sueños y regalos o buenos propósitos que nos hagan solidarios y tolerantes. Pero este adviento trae otros vientos que agitan las puertas, llegan invitados a sentarse en nuestro salón gritando proclamas, debatiéndose entre la mentira y las falsas verdades, pidiéndonos, mientras colgamos la última estrella, confianza, fidelidad, valentía y siempre participación.
Tranquila desde mi rincón cierro los postigos, apago la televisión y guardo silencio. Yo sólo pido, al menos en adviento, que me dejen saborear la ilusión de desear un mundo mejor.
A los Reyes ya les escribiré la carta después del 20 D.
Sin palabras
No existe un lugar donde esconderse, la maldad llega inexorablemente hasta el lugar más recóndito, si la acompaña el fanatismo, estamos perdidos. Pero eso ya lo sabemos todos. Lo que aún no hemos conseguido es dar con una solución. Tampoco esto es novedad. Pero por favor no nos dejemos llevar por el odio. Yo hoy no tengo palabras. No las encuentro.
A los que no quieren ver
Vivimos un tiempo intermedio. No somos como antes ni queremos serlo, algunos. Esta es la realidad: existimos los que pensamos diferente. Estamos a tu lado y no pasa nada. Bueno, pasa que respetamos que pretendas enrocarte en tu criterio a costa del nuestro y eso a muchos nos hace gracia. Si no nos ves es tu problema pero escucha, todo fluye, todo es líquido y si eres una piedra, te irás al fondo. Vamos sonríe, que a la vida hay que quitarle dramatismo y si nos tomamos las cosas con buen humor todo es más fácil. Pero no te equivoques, somos serios y nos preparamos para seguir adelante a pesar de tu intransigencia. Vivimos tiempos de cambio y deseamos seguir adelante y no dar ni un paso atrás. El pasado está pasado.
Empatía, más humildad y mucho sentido del humor te deseamos los invisibles. Los que vivimos el presente.
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