Cosas de niños

 


Pusieron los niños, sin pensarlo,
significado a lo que sentimos muchos.
La vida puede nacer entre las piedras
del duro asfalto con el que cubrimos, con empeño,
el suelo que no nos pertenece.
Trasplantar una flor, ingenuamente,
por dar luz y un regalo
a la tarde de lluvia intermitente,
por prestarle color al gris de un triste parque.
Entre todas las hierbas y matojos
regados por los gatos y perros
que pululan atados a manos de sus amos,
supieron ver un corazón que me entregaron
y yo deposité sobre el banco donde se sientan
los que ya no pueden buscar el sol más
que en la ilusión de un campo que
alojado quedó en sus recuerdos.
Hice un par de fotos por demostrarme
que no está todo perdido.
Puede que mañana algún niño de hoy
vea en la tierra la posibilidad de convivir
entre corazones de clorofila
y flores de arena,
haciendo posible que la paz de un atardecer
esté al alcance de todos.

Un patán en carnaval

  En mi pueblo nos vestimos de fiestas antes de la cuaresma, bailamos y cantamos nos tapamos los ojos y reímos. Rezamos al son de los tambores haciendo subir las plegarias con bolteo de banderas y arrodillados ante el Dios de los creyentes. Cada cual lo celebra a su manera, todos en paz y concordia. La humildad es patrimonio del ser, la humillación es consecuencia de la maldad del poderoso que siempre necesita sentirse dios. Durante estos festejos, allende los mares, se representó la bufonada del milenio, humilló el patán al supuesto vasallo enarbolando la bandera de la gloria de los que se sienten dignos de adoración. Con sus máscaras de "médicos de la peste" consiguen darnos miedo pero la peste se lleva todo lo que toca, o casi todo. Cuando acaba la fiesta se quema por aquí la sardina, quizás al otro lado del océano se acabe con el besugo cualquier miércoles de ceniza.