
Me gusta la poesía. Mi vida es un
transcurrir de lecturas. Vivo mis días concretos, pequeños, sin perder un minuto. Salgo
de la oscuridad de las sábanas para abrazar la luz que ronda la cocina al amanecer.
Transcurren mis horas entre libros y seres humanos que habitan el lugar donde
me gano esta vida, eso si, el lugar es mágico, pero no cojo aviones, ni metros. No corro peligros, no negocio, no miento. Y, sin embargo, vuelo, navego, y
viajo en el tiempo.
Se muchas cosas y soy consciente, a la vez, de mi ignorancia, por lo que observo y leo. Ya no creo en la humanidad como
concepto. Creo en lo bueno que el ser humano es capaz de hacer, por eso sigo
leyendo, aprendiendo a desenmascarar al embozado que quiere “quedarse conmigo”. Me gusta la poesía que habita en el silencio. Pero los cuentos, sólo los de erase una vez ...