
Pero no siempre la vida es de
colores y un día lo debí notar y desde entonces mi mano comenzó a pintar caras y más caras a las que yo trazo a placer la
comisura de los labios, dirijo la mirada a donde quiero, borro o tiño de azules
las zonas más oscuras y pongo sombra donde ya no veo luz.
Paseo libre con mis lápices a
través de los bosques. Subo a las copas o desciendo a las raíces de los árboles a esconderme en la humedad y el silencio cada vez que me encuentro con un borrón
recorriendo las calles de este mundo de tinta china.
No sé hasta cuando seguiré con esto, pero los reyes me trajeron dos cajas de pinturas.
No sé hasta cuando seguiré con esto, pero los reyes me trajeron dos cajas de pinturas.