Hoy he caminado hasta la laguna. Centenares de patos nadaban y volaban. Alguien me ha aclarado que había demasiadas gaviotas, que el número crecía amenazando el ecosistema lagunar. La proximidad de un inmenso estercolero, generado por una fábrica en una población cercana, ha ocasionado este problema. Ya se sabe, siempre son los mismos los que llegan al olor a podrido contaminando lo más puro y hermoso.

Desconcierto
No logro recordar el instante en
que nuestra vida se tornó un desconcierto. Esta mañana desayunando me he fijado
que llevo tiempo sin mirar las nubes, los gorriones o cómo el sol pinta las
tejas de colores. No logro recordar cuándo dejé de saborear los despertares. Me he asustado y mucho.
Lo siento
“tíos”, qué os den con la crisis.
Como diría Darío Fo, sentido del humor.
Nada de miedo y ya veremos. Todos somos muchos, y muchos no hicimos nada para merecer
esto…
Palabra
Llegaron las serpientes envueltas en tules de promesas y
sentaron al honor y a la dignidad a su mesa. Dicen que a los postres no
quedaban ya ni pizca de palabras, que cuando sellaron con la mano los acuerdos, “la palabra”, esa que se daba como aval, se había licuado entre las babas y el
veneno de los reptiles y, volatizada, había desaparecido junto a la decencia.
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