Armar el belén


 Comienza la función, llegan los días del corazón, llamadas a la conciencia. Socorro, ayuda, solidaridad. Toca tocar la piel, arañar un suspiro, ser generoso. Si miro dentro de mi algo profundo grita y se revuelve, tira fuerte sujetando emociones que no concuerdan con las campanitas que suenan.
Siempre es el momento de dar y este último año hemos tenido tiempo con tan solo hacer lo que tocaba, dejar a un lado esa tan traída y llevada libertad que pone en riesgo la vida de los otros y dejarnos inocular, gratis,  la posibilidad de no enfermar o morir y evitar el aumento de la pobreza.  Aún no hemos entendido que siempre está armado el "belén" y este año todos estamos necesitando ayuda. Pobres ciudadanos de un mundo tan egoísta que se queda en las luces y el espumillón.







 

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