De pájaros y urracas

No es el caso que nos ocupa  baladí. Los pájaros revolotean y picotean en muchos árboles y arboledas. Se pierden éstas, a pesar del poeta, porque se han poblado en extremo de urracas  que portando sus tesoros robados llenan los troncos. Y allí donde la sabia corría ahora  se atesora la rapiña. 
No, el caso no es baladí y piando hoy los pájaros querían convencernos con sus trinos de su inocencia. No hemos sido los gorriones, ni las golondrinas, han sido las urracas, bueno nosotros sólo les dimos cobijo en nuestros nidos. Nosotros no hemos sido, son las urracas que un día nos cegaron con los brillos de los tesoros que usurpaban.

No, no es un caso baladí el de estos pájaros.



Si hay palabras

Decía un periodista ¡Qué agobio cada mañana! ¡Nos quedamos sin palabras que expresen la estupefacción ante tanto despropósito!
No es cierto, las palabras si nos salen, las escupimos y vomitamos, pero caen a los pies nuestros. Los que carecen de decoro, los opulentos, no las oyen. Se han quedado sordos porque sólo se escuchan entre ellos: mentiras, halagos, planes, apaños… Tan arrobados de si mismos, tan engrandecidos sus egos, tan ocupados en sus ambiciones y poderes, se han quedado sordos para el compromiso, el honor y la responsabilidad. A mi me sobran todos, todos estos ladrones de los sueños de los nuestros. Y tengo muchas palabras para gritar, entre otras ¡FUERA! 


Amuletos

Quiero ser una africana que sueña con el paraíso de occidente. Quiero preparar el viaje, llenarme de ilusiones y planes de futuro. Quiero pensar que allá, tras el largo camino, tras el inmenso mar, tras toda esta miseria de chamanes y pobreza está el mundo verdadero. Quiero ser yo la elegida para hacer el viaje. Quiero subir la pared de hierros que me separa del progreso, la que sube en la patera y se juega la vida por llegar al edén. Pero no, no puede ser yo. Yo ya estoy aquí, donde unos hechiceros han organizado planes para destruir nuestro futuro. Donde también un día otra mujer soñó que llegaba un mundo mejor.
De momento, como si fuera ella, me he fabricado un amuleto con unas tarjetas negras que he encontrado en la basura.


Marea de atracos

En una marea de atracos a mano armada, con alevosía y nocturnidad, conocimiento del cancerbero y complicidad del jefe, nos están dejando limpios y encima es culpa nuestra.
Hoy me dejo de filosofías y me uno a los que se preguntan qué hacemos con "estos". Son mayoría y nos tienen conquistados.
No vale darle vueltas y quejarnos, es evidente que todos debemos llevar el gen de la corrupción y la picaresca, por lo tanto, las medidas de control deben estar preparadas, siempre, para evitar que la mano vaya a la caja. Aunque está claro que sus cajas no tienen fondo y se las llevan de pulsera.