Descanso

Podría tocar la punta de una estrella en la noche más oscura. Rozar el fuego con mis manos en el fondo de la tierra. Bucear asida a una ballena a través de la inmensidad oceánica. Todo podría ser posible en este descanso líquido en el que vivo estos días. Un descanso merecido y obligado para volver, luego, a la realidad del cada día más.

Ahora sólo me desvela la inercia del deber y tengo que susurrarle ¡Nada, nada, estamos de vacaciones, dentro de unas lunas despertaremos! Ni por esas, se nota que no tiene precio.

Vivir

Erase una vez la vida. La de los felices momentos y los más tristes días. La de la realidad y la de la fantasía. La que encierra y la que libera. La de la verdad y la de la mentira. La tuya, la mía, las otras. La de los buenos y los malos. La de la sabiduría y la de la más profunda estulticia. Erase una vez la vida de la opulencia y de la pobreza. De la juventud y de la madurez. En todas sus versiones “erase una vez” Porque si no ¿qué? No habría ni colorín colorado…

Ejemplos



Huyó el sol de este verano que  estrenamos y se cubrió el cielo de grises. Una brisa invernal recorrió las calles y muchos mostraron su rostro más oscuro. Murió la esperanza. Terminó la enfermedad por ganar esta batalla a la vida y la parca se llevó el tiempo, los años y los días, desde la concepción hasta el último suspiro. Pero la valentía, el esfuerzo y la capacidad de no rendirse han vencido otra vez,  porque en todos nosotros quedará para siempre el ejemplo de otra luchadora que, como otros, supieron vivir a pesar del sufrimiento.  
La muerte se llevó otra vida y la existencia la ganó para la eternidad.