Vidas en tránsito


Unos rostros sonrientes nos ayudaron a iniciar el vuelo hacia el río. Miradas, voces anónimas y abajo ya, las nubes.

Fuimos descubriendo y haciéndonos visibles en el autobús. Las caras no existen cuando sólo eres un desconocido pero, cuando los nombres definen las personas y los lugares, cuando las palabras nos enredan en sus formas y nos presentan, entonces nos hacemos reales y tras los rostros aparecen las almas.

Vidas despojadas de sus roles cotidianos, libres. Vidas en tránsito. Quizás nunca volvamos a vernos pero ya, formarán parte de nuestra vida.

En el embarcadero se inició el juego. Hemos nacido a una nueva realidad, entre todos forjamos nuestro viaje. Nos reconocemos cada día. Ahora todos somos río.