Ser un río


Amanecer sobre las aguas viendo aparecer el sol tras las verdes laderas de las orillas de un río. Rendirse al sueño navegando hacia una ciudad de cuento mientras las luces amarillas anuncian la llegada a una esclusa.

Bailar sobre un río abrazando la música y riendo a la noche compartida con gente indefinida que en ese momento son tu familia.

Y esperar, esperar la salida a las maravillas de un tiempo atrapado entre piedras centenarias, entre la historia y las historias contadas, a la par que se añora la vuelta a ese azul que te acuna.


Ese ha sido el viaje. Ser río.





Estar triste


Cuando tenía quince años me ponía triste a veces. Pensaba que era la adolescencia, esa enfermedad que pasamos todos porque hay que romperse para hacerse adulto.

Hoy, con algunas décadas más, estoy triste. Estoy triste con motivo. Eres tu Anabel. Compañera del alma. Soldado en la batalla campal de las bibliotecas del no lugar.





Estoy triste por ti y estoy contigo.